Kevin nació en el seno de una familia humilde pero feliz. Desde muy jovencito, fue inculcado, por sus padres Link y Edin, que debía estudiar y esforzarse al máximo para poder alcanzar cualquier meta que se propusiera. Fue así que, con esa filosofía de vida en mente, se dedicó en cuerpo y alma, desde el colegio, a empollar y sacar unas notas impecables. Como la envidia es algo que está a la orden del día, algunos de sus compañeros empezaban a hacerle bullying o a aprovecharse de Kevin por ser el más listo de su clase. Sin embargo, Kevin podía soportarlo, él estaba convencido que su forma de pelear no estaba en el físico, sino en su cabeza.

Continuó viviendo de esta manera en lo que quedaba de sus estudios básicos de la escuela, tanto de niño como de adolescente, hasta que se graduó y decidió especializarse en abrir su propio negocio. Kevin tenía en claro su objetivo, montar su propia empresa utópica, una en la que pudiera respetar a los trabajadores por lo que eran y poder sacar un beneficio económico más que suficiente como para llevar una buena vida. Ya pensaría más adelante a que sector estaría enfocado dicha empresa, pues él acababa de comenzar la carrera y el mercado podía cambiar drásticamente en los siguientes años. Fue así como, cinco años después, cuando Kevin tenía 23 años, terminó por completo sus estudios, con unas notas, nuevamente, perfectas y siendo el mejor de su promoción.

Con ese expediente, para poder cumplir su meta, sólo necesitaba lo más importante: el capital suficiente como para abrir su deseada empresa, por lo que, nada más acabar la carrera, decidió trabajar en una de las múltiples empresas que le habían ofrecido trabajo por su impecable currículum.

Sin embargo, toda la confianza que había construido Kevin en todos sus años fue destruida en cuestión de meses por sus jefes, avariciosos de poder y dinero, que tenían cero preocupaciones por el bienestar de sus empleados y se dedicaban a explotarlos. De repente, Kevin lo hacía todo mal, no entregaba los pedidos a tiempo, y empezó a desarrollar ataques de ansiedad. Esta fue su historia, su día a día, desde entonces, hasta los siguientes cinco años. Iba de trabajo en trabajo, o bien porque la empresa anterior quebraba o bien porque le despedían, intentado poder llegar a fin de mes y subsistir en aquella jungla llamada vida… Hasta que, un día, encontró un trabajo que daría un giro de tuerca a su existencia.