Realmente poco se sabe del origen del bueno de Kenzo Fujiwara. Su madre nunca quiso explicar quién es el padre, o que pasó con él, por lo que, realmente, el chico nunca supo nada. Su madre, una simple lechera que trabajaba en una granja en el archipiélago Notice, podía criar tranquilamente a su hijo, aunque claro, sin ningún tipo de lujo ni extravagancia. Durante sus seis primeros años, Kenzo es feliz, y no tiene ningún tipo de problema del que preocuparse. Sin embargo, su madre, fallece causa de una enfermedad, cosa que hace que, de repente, se quede totalmente solo y sin nadie que le cuide o le ayude.

Es entonces cuando Kenzo busca ayuda en otras granjas para cuidar a los animales o para ordeñarlos o para hacer lo que fuera; sin embargo, nadie quiere a un chico tan joven y debilucho como aparentaba, por lo que es obligado a mendigar. Obviamente, el mundo en el que empezó a moverse era bastante complicado, si no eras agresivo y fuerte tenías todas las de perder, y así fue durante un tiempo con el joven de cabellos negros; hasta que conoció a su maestro y amigo, el señor Kumatetsu. Ese señor, de aspecto grande e intimidante, decidió ayudar al niño porque se sintió identificado con él, por ello lo acogió y le enseñó como sobrevivir en aquel mundo.

Lo cuidó como si de su propio hijo fuera, y le enseñó a como robar, como estafar, e incluso a averiguar quienes eran las mejores víctimas para sus trampas. Gracias a Kumatetsu, Kenzo recuperó su sonrisa, y se sintió como si volviera a tener una familia. Kumatetsu le contaba historias de piratas, e incluso le decía que él fue un pirata cuando era joven. Le contó numerosas hazañas que hacían que Kenzo admirara todo aquel mundo de la piratería, y que soñara con salir algún día a la mar. Cierto día, Kumatetsu desapareció, y el joven asumió que volvió a la mar para cumplir todos aquellos sueños que aún le quedaban por cumplir.

Por otro lado, Kenzo ya está preparado para salir a la mar y conocer a todos sus héroes, vivir aventuras de todos los tipos y hacerse un nombre en aquel vasto mundo que le rodeaba.