Kisuke nació en el seno de una familia de pescadores, treinta años atrás. No era una familia con muchas posibilidades económicas, pero vivían bien. Desde que tenía 7 años, se iba a faenar todos los días con su padre, donde aprendió cositas básicas de navegación, y pescaban a caña en las aguas cercanas a la isla. Durante esos días de faena, su padre le enseñó a buscar las corrientes, a intuir los peces que podía haber en las diferentes aguas y estaciones del año, y como podía maximizar las capturas con algunos consejillos a la hora de preparar la caña, los anzuelos y demás aparejos. No obstante, desde bien pequeño, Kisuke no prestaba mucha atención a las lecciones de su padre, y, cuando la pesca era escasa, se dedicaba a zarandear su caña como si de una espada se tratase, correteando por el pequeño barco de su padre, saltando y golpeando enemigos imaginarios con su caña, que en la mente del niño, era una mortífera katana. Su padre no se molestaba, de hecho le hacía feliz y miraba a su hijo con cierta emoción al verlo jugar a pesar de tener que ayudarlo en las faenas pesqueras.

De niño, siempre fantaseaba con duelos a espada, y le gustaba cuando tenía días libres leer historias de grandes espadachines, e intentar replicar sus movimientos, su estilo, mientras luchaba con un palo de madera, contra un manzano que había al lado de su casa. Su madre lo observaba con curiosidad y un cierto brillo de nostalgia, como si estuviese recordando algo. Kisuke nunca prestó atención a ese tipo de cosas, por lo que tampoco llegó a aprender nada sobre ello. Él solo se preocupaba de practicar con su "espada" y ayudar a su padre si lo necesitaba.

Cuando tenía 16 años, al regresar de la aldea con los recados que le había encomendado su madre, la encontró rota de dolor, llorando sin consuelo, porque el padre de Kisuke había sufrido un accidente y había muerto en alta mar. Desde ese día, y a pesar, de que extrañaba muchísimo a su padre, Kisuke salía todos los días a faenar en lugar de su padre.

A los pocos meses, su madre cayó enferma, presa de la depresión que arrastraba tras la muerte de su esposo, enfermedad que se fue alargando, y encadenando problemas de salud uno tras otro, hasta que, cuando Kisuke tenía 17 años, lo llamó desde la cama, y le dijo que tenía su legado debajo del séptimo tablón de la cocina. Kisuke no prestó atención y se quedó con su madre, sin moverse de su lado, hasta que, después de unas horas, murió, para sorpresa de Kisuke, con una sonrisa en los labios, porque iba al encuentro de su amor. En ese momento, mientras lloraba silenciosamente junto al cuerpo de su madre, recordó sus palabras "tu legado está bajo el séptimo tablón".

No tenía claro a qué se refería, porque el barco ya lo consideraba suyo y al ahora haber muerto su madre, la casa era también de él. Como no comprendía, se dirigió hacia el lugar indicado y levantando la tabla del suelo, vio una caja alargada, de un metro de largo. Estaba cubierta de polvo, pero era de madera de ébano, de muy buena factura, aunque él no entendía de estas cosas. Sacó la caja y al abrirla vio una katana, de buena factura, con una empuñadura de piel de anguila, tintada de negro, y una guarda en forma de flor dorada, siendo la vaina también de un color negro azabache. Pero, a pesar de que desde que tenía uso de razón quería una katana, su atención se centró en una nota que había sobre la empuñadura con la letra de su amado padre. Al abrirla, su corazón se rompió al leer el mensaje "Feliz 18º cumpleaños, que seas el mejor espadachín del mundo junto a Yamigiri (Cortadora de Sombras)". Estuvo llorando, sin consuelo, durante horas, deseando haber recibido aquella espada de manos de su padre cuando correspondía, según la nota, hasta que se serenó y con la mente clara decidió que se adiestraría y saldría al mar para ser el más fuerte. No era una ambición muy profunda ni muy rebuscada, Kisuke no necesitaba eso, sólo quería seguir la voluntad de su padre, que le había dejado aquel recuerdo.

Durante casi 13 años, estuvo en su isla, viviendo de la pesca, mientras entrenaba y forjaba su cuerpo a fuego y sangre para poder hacerse al mar a cumplir la voluntad heredada por su padre, pero también, instruyéndose, leyendo todo lo que caía en sus manos, sobre todo lo relacionado con el combate, y más en específico, el combate con espada. Kisuke fue puliendo su habilidad con la espada, hasta que el día de su 30º cumpleaños, ocurrió cierto incidente, pero eso es algo que se tratará más adelante.