Fue llevada a un orfanato al poco de nacer porque su humilde familia no podía permitirse todos los gastos que suponía una recién nacida. Como consecuencia Chloe creció rodeada de muchísimos hermanos y hermanas, aunque ninguno era consanguíneo ella los consideraba así; y aunque los quería mucho no soportaba cuando jugaban con sus juguetes sin permiso, siempre fue muy posesiva. Con el pasar de los años empezó a desarrollar una táctica para defender su propiedad, como ella lo llamaba, y que consistía en tener siempre a mano una de las cucharas de madera que repartían durante la comida para lanzársela a quien se atreviera a tocar sus cosas sin permiso. Pero los niños y niñas con los que había crecido y vivido toda su vida empezaron a irse al cumplir la mayoría de edad, salían al mundo a vivir sus propias vidas, pero el caso de Chloe fue ligeramente diferente…

El día que se marchó de lo que, durante tantos años, había sido su hogar, montó en un barco y puso rumbo al Grand Line, creyendo que en ese lugar tendría más posibilidades de vivir una buena vida. Pero en el momento que puso un pie en la nueva isla llamó la atención de un comerciante local, que no dudó en acercarse y comenzar a cortejarla. Chloe lo ignoró y siguió su camino dejando atrás al hombre, en la ciudad encontró un lugar donde trabajar a cambio de tener un techo donde dormir, y una escasa cantidad de dinero. Tres años pasaron y, con el tiempo, consiguió ahorrar lo suficiente como para poder permitirse el "lujo" de una habitación propia donde dormir.

Un día, paseando por el puerto, volvió a ver a aquel comerciante que tantos años atrás había alabado su belleza, pero con mucho peor aspecto, su piel tenía un tono apagado y casi grisáceo, en sus ojos, enrojecidos por el cansancio, casi no había brillo y apenas podía acabar una frase sin interrumpirse con fuertes ataques de tos. El hombre vio nuevamente a Chloe y le suplicó que tuviera clemencia con él, que estaba enfermo y le quedaba poco tiempo de vida, y que no quería dejar este mundo sin haber tenido descendientes que pudieran heredar su fortuna. Rápidamente pudo ver su vida resuelta con una oportunidad como esa, casándose con él no volvería a tener problemas de dinero, y solo tenía que aguantar con él hasta que la enfermedad hiciera lo demás, era un plan perfecto, algo siniestro, pero válido dentro de la mente de Chloe.

Ambos se casaron apresuradamente y Chloe se aseguró de que su nuevo marido llegase exhausto a la noche de bodas, así no pudiendo consumar la unión, pero haciéndole creer a la mañana siguiente que le noche había sido estupenda, y que tenían mucha química. El siguiente paso fue fingir su embarazo, esperando que su marido falleciera antes de los nueve meses, y lo hizo, pero no fue la enfermedad, sino su propia esposa, quien una noche le negó el auxilio mientras el hombre moría asfixiado por un derrame nasal provocado por su condición. Chloe de pronto vio su sueño hecho realidad y las puertas hacia una nueva vida abiertas para ella de par en par, una fuente de ingresos continua que, tras elegir a un nuevo capitán para el barco mercante y pedirle que se encargara de todo porque ella "estaba muy afectada", todo funcionaba sin que tuviera que preocuparse por nada, podía gastar todo el dinero que quisiera en cualquier cosa que le apeteciera. Sin embargo los rumores sobre el fallecimiento de su marido siendo no accidental empezaron a correr como la pólvora, y para evitar las miradas indiscretas y las acusaciones dejó la isla, esperando volver a tener la suerte de encontrar una fortuna que añadir a la que ya tenía.