Joe nació en una pequeña villa del East Blue, en la isla Villa Syrup. Rodeado por cocineros con muy buena maña, Joe creció rodeado de fogones, sartenes, platos e ingredientes.
Hasta los 15 años, Joe vivió una vida pacífica y tranquila, creciendo y adquiriendo los mejores trucos gastronómicos de cada chef veterano del pueblo. Tenía muy claro a que se quería dedicar. Pero sobre todo tenía a su lado al mejor chef de todo el pueblo, Kofu, que a sus 67 años de edad, decidía dejarle a Joe todo su conocimiento gastronómico para seguir su legado y poder dar de comer a todo el mundo.
Así fue durante un par de años. Joe cada día cocinaba mejor, aprendía más de Kofu, tenía su sueño muy cerca. Hasta una trágica noche de verano.
Aquella noche, un barco pirata interrumpió en la isla, adentrándose en la villa. El capitán del barco exigía todos y cada uno de los alimentos que había en la isla. Cuando llegó al restaurante de Kofu, este no dudo un segundo en ponerse delante de Joe y la gente que estaba cenando en aquel momento, pidiendo que por favor se marcharan, que no hicieran daño a nadie.
Kofu ni pudo terminar de rogar cuando sin previo aviso le ensartaron una katana en el corazón, empujándolo hasta las paredes de madera mientras los piratas saquearon todo el restaurante. Por suerte, si nadie les intentaba parar los pies, nadie resultaba herido. Tanto los presentes como Joe no pudieron hacer nada, solo llorar y estar en una esquina mirando el cuerpo de Kofu en la pared, desangrándose. Hasta que terminaron de saquear todo el lugar, el capitán cogió de nuevo la katana del pecho de Kofu, haciendo que el cuerpo cayese al suelo, dejando un rastro de sangre.
Poco se pudo hacer. Kofu murió prácticamente mientras saqueaban el restaurante, delante de Joe. Aquel día no lo olvidaría jamás. No concebía que en un sitio donde se daba de comer a cualquier persona con el mayor amor del mundo, se pudiera destruir de una manera tan rápida y sangrienta.
Aquello le marcó para siempre, cambiando su forma de ver las cosas y su actitud para el resto de su vida. A los 18 años decidió alistarse en la Marina. No fue un camino fácil, Joe nunca fue una persona que destacaba en los ejercicios y la constancia física. Pero con mucho trabajo y sacrificio al final logró su objetivo.
A pesar de ser Marine, nunca dejó de lado la gastronomía, aunque lo llevó de una manera más secreta, muy pocos saben de su verdadero amor por la cocina y los fogones.